Publicado el: 30/05/2023

Fue hace muchos años, pero me acuerdo perfectamente. Lo hizo en un Ford Fiesta Blanco parecido al de la foto; yo todavía tenía 17 años.Recuerdo el día en que conduje ese coche por primera vez. Él me explicó lo básico: volante, cambio, pedales, embrague… y enseguida me hizo rodar.

Me explicó una cosa que, curiosamente, fue repitiendo en todas sus “clases de conducción”. Me decía: “mira lejos” -a través del parabrisas supuse-“porque mirando lejos, verás también cerca”. Al día siguiente repitió lo mismo: “mira lejos, porque mirando lejos verás cerca”.

Esto me lo fue recordando constantemente, a medida que yo aprendía a circular.Pasaron los años y con mi abuelo mantuve una relación de apego muy especial. Cuando nos veíamos hablábamos mucho. Bueno, más que hablar en realidad yo me sentaba a escucharle.

Un día cualquiera, ya cuando él era muy mayor, le saqué el tema: «abuelo, ¿te acuerdas? tú me enseñaste a conducir… y me repetías una y otra vez aquello de -mira lejos, que mirando lejos verás cerca-”.

Él me sonrió tranquilo, y entonces dijo: “me alegra mucho que te acuerdes, porque esto te lo estaba enseñando para la vida.Así es como aprendí a mirar lejos